Estos dos juegos tienen en común ser juegos que estaban a disposición de los mozos y las cuadrillas en las tabernas de Monreal del Campo. De este modo los mozos se apostaban “lo que buenamente podían”, generalmente la consumición del día, se “picaban” y consumían más vino y cacahuetes.
La rana, según cuenta Antonio Hernández, era un juego básicamente de puntería que consistía en sumar puntos que “de memoria” eran llevados por los propios mozos.
El palo se practicaba entre dos jugadores y era un juego de fuerza que antaño se practicaba con un mango de legón. También se jugaban la consumición del bar, Miguel Lorente recuerda que lo que más les gustaba era “la pili”…
ÁREA DE DIRECCIÓN Y PRODUCCIÓN
Elaborado por el Centro de Estudios del Jiloca en enero de 2011.
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