Beltrán Roche, José

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Retrato de José Beltrán

Escolapio y escritor nacido en Olalla en 1882. Escolapio que desde 1910 se dedicó a la enseñanza en los colegios de Jaca, donde fundó "La Aurora del Pirineo", Pamplona, Tafalla allí creó "La Juventud Calasancia", Cascajo, Logroño y Daroca, en cuya ciudad permaneció el resto de su vida. Autor de numerosas obras y artículos periodísticos, en lo poético se muestra seguidor de Rubén Darío y Salvador Rueda, alcanzando numerosos galardones literarios.

“Daroca ... la ciudad de mis amores”

Efectivamente, en una pequeña casita de una encosterada calle de Olalla nació José Beltrán Roche el 16 de marzo de 1882, era hijo de “honrados labradores, pertenecientes a familia de arraigo e ilustración”. Las primeras letras las aprendió en el pueblo y, aprovechando que su tío, el religioso escolapio P. Martín Roche, residía por entonces en el Colegio de Daroca, allí se marchó para proseguir los estudios. Mas, al poco de llegar sintió la llamada de la vocación religiosa, y partió al noviciado de Peralta de la Sal, donde tomó el hábito calasancio el 12 de octubre de 1897, y profesó el 22 de agosto de 1899.

Después de realizar los estudios correspondientes en Irache y en Tarrasa, recibió la ordenación sacerdotal en Zaragoza el 2 de junio de 1904, e inició a continuación su carrera pedagógica en el colegio de Daroca. En primera instancia se ocupó de los párvulos a quienes enseñaba a leer y a escribir, al paso que en Zaragoza culminaba su titulación en la Escuela de Magisterio. Al cabo de seis años pasó a Jaca a enseñar castellano y latín; para entonces habían ya despertado sus inquietudes literarias, y fundó La Aurora del Pirineo, pequeña revista literaria. En 1913 pasó a Tafalla a impartir las clases de francés, geografía e historia; allí -con el mismo objetivo que en Jaca de facilitar la formación en niños y jóvenes en el arte de escribir-, creó también una Revista Cultural que en 1922 fue rebautizada como Juventud Calasancia. Sobre ambas publicaciones escribía años mas tarde el Dr. Allué que perseguían:

Desde Tafalla marchó a Pamplona y a Cascajo con los postulantes, a quienes enseño aritmética y geometría. Solamente del repaso que llevamos hecho hasta aquí de las diferentes disciplinas que impartió como profesor, podremos hacernos una idea de la amplitud de sus conocimientos, así como de la versatilidad de su pedagogía que, como reconoce Jesús López Medel, se basaba en la relación maestro-alumno, que se convertía en una corriente de amor, amistad, una escuela, la del Padre Beltrán, con una elegancia espiritual. Destacando en él sobre todo las notas de bondad, ternura, delicadeza, cariño a la juventud, sonrisa permanente, es decir, un pedagogo de cuerpo cabal, de lo que podemos certificar los que fuimos sus discípulos -nosotros le debemos mucho para el buen hacer y escribir-.

En 1932 llegó a Logroño donde, como consecuencia de algunas algaradas, fueron pasto de las llamas el producto de muchos años de trabajo literario y de investigación histórica, entre ellos una Historia de Daroca que le había ocupado durante la última década. En 1936 volvió a Daroca, y de allí prácticamente ya no se moverá. Durante dos trienios (1949 y 1955) fue rector del colegio.

El 7 de marzo de 1965, el día de Santo Tomás de Aquino, bajo cuya advocación se había erigido en Daroca el colegio escolapio, murió el P. José Beltrán Roche a punto de cumplir los 83 años de edad. Con anterioridad había celebrado el 10 de junio de 1956 la solemne conmemoración de sus bodas de oro sacerdotales, con la asistencia en pleno de todo el pueblo de Daroca que, como reconocía en algún momento ha sido siempre para mi la ciudad de mis amores.


Su amado pueblo de Olalla

Hasta aquí algo de lo que diversos autores han dicho sobre la vida del P. Beltrán Roche. Para tratar de conocer mejor otros aspectos de su vida, nos acercamos el verano de 1985 a Olalla a fin de saludar a su familia, y a fe que resultó provechosa la visita, pues sus sobrinas Carmen e Isabel Beltrán Brusca amabilísimamente pusieron a nuestra disposición recuerdos, anécdotas y objetos que pertenecieron al P. José. Su casa natal exteriormente en nada se diferencia de las del resto del lugar, tras las portaladas se llega por un pequeño huerto hasta el edificio, del que nos interesan dos habitaciones en las que, a manera de museo, guardan con cariño la memoria del buen escolapio. En la primera de ellas hay un bello óleo de un fraile del pueblo, según se nos dijo. Tras consultar rápidamente nuestros apuntes, pudimos comprobar que se trataba del también escolapio de Olalla, P. Manuel Jimeno, que trabajó y murió en Cuba. Una foto enmarcada del P. Beltrán, y sendos diplomas que pasamos a describir adornan la estancia. En uno de éstos se lee con bella caligrafía de época: Recuerdo que dedican las MM. Dominicas de Daroca al Rvdo. P. José Beltrán, Schs. Pastor de Almas y Poeta, al celebrar las Bodas de Oro de su ordenación sacerdotal. 10 de junio de 1906 - 10 de junio de 1956. En los ángulos hay cuatro dibujos de la Puerta del Perdón, de la Colegial, Convento MM. Dominicas y Colegio PP. Escolapios de Daroca. En el centro sendos grabados de los Corporales y el emblema de la Orden.

El otro diploma, igualmente de artística factura, es nada menos que la Flor natural ofrenda del Centro Aragonés de Barcelona al mejor canto de amor. Juegos Florales de la Corona de Aragón. 20 de enero de 1924. Centro Aragonés de Barcelona. Sana Fidex Patrix. Título de Socio Honorario a favor del Rvdo. P. José Beltrán Roche.

A través de esta estancia se llega a la otra habitación que fue la que siempre ocupó en sus visitas a Olalla, y que sus padres le dejaron en usufructo mientras viviera para cuando fuese al pueblo. Cosa que hacía todos los años en las vacaciones veraniegas, e incluso en cierta ocasión en que estuvo aquejado de una dolencia de estómago, pasó allí toda su larga convalecencia al cuidado de la familia. Al lado de un retrato de su madre doña Teresa Roche, cuelga otro diploma en honor Al R.P. José Beltrán, hijo adoptivo de nuestra ciudad, ejemplar sacerdote, escolapio modelo, infatigable historiador, laureado poeta y cantor enamorado de nuestras glorias. Los alumnos, Ex-alumnos y la Ciudad entera, en prueba de veneración y cariño en sus Bodas de Oro sacerdotales. Dedicado por los antiguos alumnos de los escolapios de Daroca, que firman mayoritariamente al pie, y entre cuyas rúbricas distinguimos la de nuestro querido tío Quintín Marrodán, recientemente fallecido. El pergamino está lujosamente dibujado, y lleva arriba el escudo de la ciudad y abajo el de la Escuela Pía, fechado todo en junio en 1956.

Hijo adoptivo de las ciudades de Tafalla y de Daroca, otros dos grabados que reproducimos dan fé del cariño, bondad y ternura que dispensó por todos los lugares por donde pasó, dejando siempre un recuerdo imperecedero de su agradecimiento en trabajos históricos y literarios que cantaban sus glorias y tradiciones. Daroca, incluso, rotuló con su nombre la placita que hay frente al antiguo colegio escolapio, como cariñoso recuerdo para la posteridad.

Con todo, el detalle que mas nos impresionó y que habla con elocuencia de la sencillez y de la finura espiritual del P. Beltrán, es el humilde pañuelo con el que a sus doce o catorce años salió de casa por primera vez para ir a estudiar a Daroca. En él, a manera de hatillo, llevaba su muda y las agujas e hilos con que coserse sus cosas. Poco antes de fallecer, este mismo pañuelo con la correspondiente cajita de hilos, quiso devolverlo a su casa junto a los diplomas y premios que hemos citado. Sobran, creemos, más comentarios.

El cariño con el que sus sobrinas guardan la memoria del P. José, puso también a nuestra disposición algunas poesías inéditas, como el epitalamio A MIS SOBRINOS EN EL DÍA DE SU BODA, en Olalla el 17 de abril de 1961. O la preciosa POESÍA A LA VIRGEN DEL MAR, que de memoria rehicieron sus sobrinas para nosotros y que al final reproducimos por constituir una buena prueba de su querencia hacia la tierra turolense que le vió nacer. Por último, dejar constancia del artístico album de fotografías que V. del Molino regaló a su querido profesor de primeras letras, con instantáneas de la celebración de sus Bodas de Oro sacerdotales; así como del homenaje tributado por el Centro de Estudios Bilbilitanos para conmemorar los cien años del nacimiento del P. José Beltrán, el 12 de febrero de 1985.


Con la generación del 27 al fondo

Y vamos ya sin más dilación a ocuparnos de su actividad literaria e investigadora. Reconocer en primer término con el P. Ángel Pastor, que dejó una obra copiosa y selecta ... su valía literaria está consagrada ya por la multitud de premios que obtuvo en certámenes públicos, tiene por consiguiente el refrendo de jueces y asesores entendidos. Mas el P. Beltrán era también un escritor brillante y pulcro en prosa; ha escrito historias, leyendas y artículos. Veremos a continuación algunas de sus principales publicaciones, si bien advierte que el número de escritos que no vieron la luz pública es mucho mayor.

Su verdadera vocación literaria fue la poesía en la que era considerado señor del lenguaje y admirador de Rubén Darío y Salvador Rueda, siendo para Clementino Sanz el poeta de más fantasía entre los escolapios. Otra vez López Medel va a proporcionarnos una excelente aproximación a la producción escrita de su maestro:

Toda la construcción intelectual y literaria suya, es paralela a los de la generación del 27. Mientras otros prejuzgan, analizan nuestra propia decadencia histórica y los aires para salir de esa postración del ser español ... el P. José Beltrán, que conoce a los hombres del 98, se lanza a cuerpo limpio, desde el reducto de sus aulas, de su celda, de los recreos de los colegios, desde la oración, en un clamor de esperanza y poesía. En las dedicatorias de sus poemas, que suelen recitarse en muchos colegios de España y de Hispanoamérica, se ven dedicatorias a personas o a hechos, que han ido haciendo historia. Y esa es la nota peculiar, de su propia investigación. Traducción de paisajes, de torreones, de milagros, en poesía. Con fidelidad a la historia, no esa historia fría de los datos económicos, o de la transcripción de acuerdos municipales. La Historia, exige perspectiva histórica, y exige poesía para poderla sincronizar con ese pueblo que la ha ido haciendo como suya. Un pueblo que es traidor a su propia Historia -la popular, incluso la de las leyendas- es además infiel a sí mismo.

Sin perjuicio de que más adelante estudiemos algunos mas detenidamente, aquí va una relación de sus numerosos premios en certámenes y justas académicas: - UNA ORDEN DE PERIODISTAS (Barcelona, 1914) - EL CRISTO DE LAS TRES MANOS (Teruel, 1920) - SALAFRANCA Y EL DIARIO DE LOS LITERATOS (Teruel, 1920) - CANTO AL AMOR - LA PRIMERA MISA - ¡DESPERTA FERRO! (1920) - EL PUEBLO DE SANTA MARÍA (1934) - ¡BELCHITE! - CHRISTUS O EL POEMA DE LA EUCARISTÍA (Gandía, 1947) - EL AMOR NO ES AMADO - EL PILAR O CANTO AL EBRO - TRADICIONES Y LEYENDAS DE DAROCA (Soria) - BILBILIS AUGUSTA - AL DOCTOR Y CANTOR DE LA EUCARISTÍA - DE LA PUREZA A LA SABIDURÍA ANGÉLICA (Cádiz) - CANTO A ARAGÓN - CANTO AL AMOR - EL EMIGRANTE ARAGONÉS - CANTO A ZARAGOZA - LA ISLA DORADA O DON JAIME EL CONQUISTADOR (Barcelona) - MONSERRATINA - FLORES DE MAYO - JAÉN Y SU PATRONA (Academia Mariana de Lérida).

Su primera publicación fue UNA ORDEN DE PERIODISTAS que vió la luz en Tafalla en 1920, y que corresponde a la Memoria presentada en el Certamen Literario Nacional celebrado en Barcelona el año 1914, de la que hizo una bellísima reseña Benjamín Jarnés en la Revista Calasancia, glosando la necesidad que el P. Beltrán advierte en la iglesia de una orden religiosa de monjes periodistas, publicistas y escritores que formen una organización perfecta de toda la prensa católica, de la que, con mano trémula, se atreve a proponer sus Constituciones fundamentales.

Viene a continuación una NOVENA AL BEATO ANDRÉS FOURNET, Zaragoza, 1927, de la que carecemos de noticias; y LOS INMORTALES. CUADROS DRAMATICOS, que se editaron un año después en la misma ciudad, y que mereció un largo prólogo del catedrático de Literatura Española de la universidad de Madrid, Juan Hurtado, que es un espléndido estudio sobre el estilo de nuestro paisano. Pero antes de repasarlo, vamos a recordar como tuvimos oportunidad de consultar este libro gracias al amigo de Báguena, Roberto Lozano, que personalmente asistió al P. Beltrán en sus últimos días de vida, y que conserva el ejemplar como recuerdo personal.

Siguiendo al profesor Hurtado, vemos como estudiante aún, fue cuando se le despertó la afición al bello arte poético, componiendo en verso ya latino, y más todavía, a ocultas, en lengua española, por la natural y lógica prohibición seminarista, los primeros brotes clarividentes de la fecunda y esplendorosa cosecha de escritos brillantes, que más tarde habrían de surgir de su elevado pensamiento, de su hermosa lira y de su musa engalanada de sutil poesía. Ya hemos visto como sus composiciones fueron repetidamente premiadas en los certámenes de Barcelona, Cádiz, Estella, Córdoba, Calatayud, Teruel, Soria, Lérida, etc.

Van en el libro bastantes piezas de teatro escolar, que a las dificultades de la literatura destinada a los niños une las de la forma dramática o, mejor aún, dramático-lírica, en marco reducida y con medios un tanto limitados; y no es pequeño triunfo haber conseguido éxito en tales circunstancias. Los temas giran fundamentalmente sobre el amor a España y a sus principales glorias, la admiración por las tradiciones y leyendas, la devoción hacia el santo aragonés San José de Calasanz, el cariño a la niñez o el celo por su buena educación campean por estas páginas, en las que:

El P. Beltrán maneja con facilidad indudable la versificación, y aún diríase, no pocas veces, que sin esfuerzo alguno; hay soltura evidente en sus composiciones; pasa de unos metros a otros, y domina no sólo octosílabos y endecasílabos, los metros mas frecuentes en castellano, sino los versos largos, que pusieron de moda los románticos y hoy lo están igualmente. De esa facilidad singular resulta a la vez cierta exagerada abundancia en la elocución, y a veces, hasta alguna tendencia a lo prosaico, como sucede en los escritores fáciles y flúidos hasta el extremo: Zorrilla y el Duque de Rivas entre otros; dentro de mi modesto parecer, tendría mayor solidez la obra literaria, resistiendo mejor los embates del tiempo y de los cambios de gusto, si la concentración del pensamiento fuese mayor; esta nota, que alguna vez se observa en las presentes poesías, acaso provenga de la lectura frecuente de los poetas románticos y de otros del siglo XIX, que han debido influir en el P. Beltrán en éste y en otros sentidos, y con frecuencia también favorablemente. A lo largo de las 372 páginas en 4º del libro, encontramos algunos cuadros escénicos dedicados a escolapios paisanos suyos como los padres Ángel Pastor Beltrán, Manuel Gascón, o al músico darocense Ángel Mingote.


Fino traductor verdagueriano

AMOR RUBIO MILAGRO es seguramente su libro de poemas más conocido y fue editado en Barcelona en 1925. Como señala el subtítulo, consta de sesenta y seis Cantos de amor, de fé y de patria, que se van desgranando en las 217 páginas en 4º de la obra. Entre ellas destacan para nosotros títulos como: Calatayud, La canción del Ebro, Calasanz, Al Padre Rabaza, los himnos a Jaca y a Daroca, y sobre todo El Cristo de las tres manos, bellísima composición ambientada en Teruel. De las siete páginas del Prólogo del Dr. Claro Allué Salvador, tomamos estas interesantes anotaciones biográficas:

Allá por el año 1908, en la capital zaragozana comenzó no sólo, como ocurre a tantos principiantes, a emborronar cuartillas y más cuartillas, sino a escribir una multitud de variados trabajos poéticos y literarios; publicando memorias, artículos periodísticos aislados y poesías en “El Turolense” y en “El Regional” de Calatayud, siempre girando en torno de su terruño patrio. Despertose en nuestro joven poeta, convertido ya en sacerdote soñador, un afán tan grande de leer autores españoles y extranjeros durante algunos años, que por estudiar lo ajeno hacía caso omiso de sus propios trabajos escritos, hasta el punto de hacer unos pasto de las llamas, y dedicar otros al lamentable olvido, sin contar los que se perdieron en la fiebre de su fogosa juventud, ávida de asimilarse los gérmenes de su futura cultura literaria.

Otras obras publicadas del P. Beltrán y que desgraciadamente no conocemos son las TRADICIONES Y LEYENDAS DE DAROCA, Zaragoza, 1929; EL LIBRO DEL PUEBLO. TRADICIONES Y LEYENDAS RIOJANAS, cuya Primera serie se imprentó en Logroño en 1934 con abundantes grabados en 4º; y un breve folleto que compendia la vida de SAN JOSÉ DE CALASANZ dirigido expresamente a los niños.

Dentro de la colección Glorias de España, dedicada a contar las gestas más importantes de la pasada contienda civil, la segunda entrega le fue encomendada a nuestro escolapio, que se ocupó de ¡BELCHITE! y fue publicada en Zaragoza en 1937, con 24 páginas en 8º. Anteriormente, durante los primeros meses de la guerra mientras estaba en Logroño, había compuesto ya una primera letra para el himno nacional español.

Pero no sólo la actividad poética del P. Beltrán se limitó al ejercicio creativo, también se acercó con el mayor éxito a la traducción, y así, aprovechando en mayo de 1945 la convalecencia de una grave enfermedad, tomó como libro de lectura y alivio de sus penas las Eucaristiques del poeta catalán Jacinto Verdaguer. Fue tanto el placer que le produjo su conocimiento que, sin apenas esfuerzo, las iba traduciendo en verso procurando conservar toda la inspiración y gracia del original. En apenas quince días había concluído la traducción, y la envió a un amigo de Barcelona que no tardó en hallar editor. Con toda urgencia se tuvo que solicitar autorización a sus superiores, de modo que en junio de ese mismo año estaba ya hecha la edición.

La aceptación de la misma fue tal en toda España, que el primer día que se exhibió en los escaparates se vendieron casi todos los ejemplares expuestos. Los juicios que mereció la traducción en los ambientes más ilustrados catalanoparlantes fue del todo favorable, y unánimemente reconocieron el mérito del P. Beltrán, y como muestra sirvan estas líneas que espigamos del artículo que en el Diario de Barcelona escribió Ramón Rucabado, el mejor especialista verdagueriano a la sazón:

Lo mismo en los rotundos y majestuosos himnos que en los sencillos motetes, la fidelísima lira del traductor aragonés, consumado poeta él mismo, sigue de cerca el inflamado original y se empapa de su mismo ritmo, reflejando la misma luz. Los poetas de verso libre, como “La comunió del cel” y “La nit de Corpus”, son como fuentes de linfa clara y abundante al trasladar sus luminosas aguas del jardín catalán al vergel castellano ...

El acierto providencial del P. José Beltrán ha resuelto lo que hubiera sido una seria dificultad, pues nos ha dado una versión castellana de las “Eucaristiques”, redonda y vibrante, conservando las formas poéticas originales.

Podríamos hacer muchos otros comentarios laudatorios en torno a esta traducción, pero baste solo con esta muestra. Al final, el trabajo del escolapio fue recompensado con unos cuantos ejemplares y con cuatrocientas pesetas. Poca cosa para el esfuerzo que le dedicó, si bien, y como reconoce en el prólogo que firmó en Daroca, La admiración y el cariño que me inspira Verdaguer, uno de mis autores favoritos, y la pasión que siento por esta rama de la poesía, la más divina de todas, me han movido a traducir y divulgar estas inspiradísimas composiciones del mayor místico de la literatura catalana y de la literatura universal de los tiempos modernos. Al cabo, La versión se me hizo sumamente fácil, porque cuando se ama, el amor todo lo hace fácil.

Autor asimismo del Prólogo de la obra del P. Gazulla Yo soy el camino que se publicó en Madrid en 1950, como hemos dicho más atrás, parece que quedaron inéditas muchas otras obras suyas, algunas de las cuales anunciaba en la contraportada de sus libros: EL TEATRO DE LOS NIÑOS, una colección de poemas dramáticos, zarzuelas y comedias; el ROMANCERO DE LA MADRE RAFOLS; unas EVANGÉLICAS, que son poesías sobre temas del Evangelio; otras ANGÉLICAS, o poesías sobre los ángeles; la segunda parte de AMOR, RUBIO MILAGRO, con una serie nueva de cantos premiados de Amor, Fé y de Patria; unos CUADROS DRAMÁTICOS SOBRE LA GUERRA; los dramas líricos EL ÁNGEL DE MONTE CALVO y LA LOCA DEL SACRAMENTO; EL SANTO GRIAL que incluye una serie de leyendas del Pirineo; DON JAIME EL CONQUISTADOR, poema que fue premiado en Barcelona; LOS JINETES DEL APOCALIPSIS, composición poética sobre el fin del mundo; y otra obra en verso con el título de EL CANTAR DE LOS CANTARES.


El pueblo que no conoce su historia ...

Hemos separado a propósito de entre los escritos del P. José, dos obras que son claros exponentes de su labor como investigador de temas históricos, si bien, como vamos a ver, resulta muy difícil separar en la misma lo literario de lo científico. El primero de ellos es la HISTORIA DE TAFALLA, que en fechas recientes ha merecido los honores de la reproducción del ejemplar que se publicó en 1920 en la misma ciudad navarra. Ya en el Prólogo, el autor se presenta como cronista de Tafalla, indicando que:

Largas vigilias he pasado descifrando rugosos y amarillentos pergaminos, manuscritos empolvados y viejos papeles del Archivo municipal poco investigado.

Inquiriendo elementos históricos he recorrido las calles, he visitado los templos, he estudiado los pocos restos de antigüedad que quedan, he tomado nota de todos o casi todos los escudos de armas que adornan el frontis de muchos edificios, he revisado cuantas ejecutorias han venido a mis manos, he procurado pintar las costumbres y usos de las principales épocas y manifestar a la vez el desarrollo de su progreso y cultura, y después de haber consultado a ancianos y personas de carrera y de haber reunido copiosos y excelentes materiales, dí principio a esta obra poniendo a contribución para el logro de su fin y digno coronamiento la cortedad de mi ingenio, la constacia de mi voluntad, las horas del sueño, los ratos de ocio y el amor y la simpatía que la antigua Túbal siempre me ha inspirado.

Consta la obra nada menos que de 350 páginas en 4º mayor, con veinticinco capítulos que van desde la descripción del partido judicial hasta la Tafalla actual. El interés de la misma queda sobradamente demostrado con la actual reedición, en la que echamos a faltar la fecha en que se realizó.

El otro libro de investigación que vamos a repasar, ha estado íntimamente ligado a nuestros veranos calamochinos, y lo deteriorado de su aspecto actual es buena prueba de los ratos de entretenimida lectura que nos ha producido. Recordamos todavía con bastante nitidez algunas tertulias en la plaza de El Peirón con los PP. Beltrán y Manuel Roche, que llegaban a Calamocha después de pasar unos días de descanso en Olalla, mientras esperaban el coche de línea que los llevaría a Daroca. Se trata, como habrán adivinado, de la HISTORIA DE DAROCA, que vió la luz en Zaragoza en 1954, y que consta de 245 páginas en 4º.

Dedicado a Don José Sinués Urbiola, el repaso de la Introducción del autor va a servirnos para entender la forma peculiar que nuestro escolapio tenía de entender los estudios históricos. Veamos pues, como:

… es el fin del historiador, no formar un centón de dispersos fragmentos, una lista de fechas y nombres bien probada con testimonios documentales, pero basándose en una crítica negativa más seca que el esparto, porque lo que así se escribe ni es historia ni deja de serlo. El historiador que trata de dar a conocer a sus conciudadanos las glorias de sus antepasados, debe reunir, juntar, engarzar los hechos, dándoles a cada uno su encaje, su lugar propio, enlazados con sólidas pruebas y bien trabadas conjeturas, vestirlos con el ropaje de una amena y varia narración, e infundirles un soplo de vida, de manera que los relatos, figuras y caracteres salten de los puntos de la pluma, bullendo y meneándose con tal viveza y colorido que nos den a conocer juntamente con los gloriosos hechos de nuestros padres, las ideas, instituciones, costumbres, en una palabra, la vida social de nuestro pueblo. La historia es una resurrección. El pueblo que no sabe su historia, equivale a no haber existido.

Poeta y pedagogo al cabo, para el P. Beltrán la historia estaba llamada a divulgarse y difundirse entre el propio pueblo, y para ello era preciso dotarla de un lenguaje sencillo y ameno que aficionase a aquél por su lectura. Por otro lado, su conocimiento debería servir para formar los caracteres de los más jóvenes y, en definitiva, para aumentar la cultura, el bienestar y prosperidad de los pueblos. El libro se divide en dos partes, en la primera va la historia con los sucesos más notables, y en la segunda sus tradiciones y leyendas, que se complementan y solapan hasta dar al conjunto una visión más clara y más amenidad y colorido a sus relatos.

Es evidente que en estas obras no se dan todas las condiciones que el rigor científico exige hoy a la hora de comprobar detalladamente los argumentos que se manejan, con todo tampoco faltan los aciertos, y en cualquier caso, ha servido para dar a conocer y para vulgarizar una porción nada desdeñable de la historia de esta olvidada parte de Aragón. Eso sí, con un atractivo estilo literario que capta desde el principio la atención del lector. En todo caso, y parafraseando a Jaspers, no deberemos olvidar que la excesiva meticulosidad en la cifración histórica de los hechos, es una expresión existencial intemporal-al-tiempo mismo.


Otros escritos

Pero aparte de esta larga lista de textos publicados, como señala el P. Cueva, quedan del P. Beltrán muchas otras obras dramáticas, artículos o ensayos manuscritos, varios de ellos premiados en certámenes e impresos en revistas de muy difícil acceso. Además de poesías publicadas en casi todos los números de Juventud Calasancia y en Revista Calasancia entre los años 1920 y 1925, como por ejemplo: JOYA LITERARIA REAPARECIDA; o EL SANTO DE LOS NIÑOS, especie de juguete lírico que salió en 1921. En El Mensajero Católico sacó EL AMOR NO ES AMADO (1922, nº 148), y CALASANZ (1929, nº 219); y en Horizontes Calasancios publicó LA GESTA DE BELCHITE, CANTO ÉPICO (1938), así como EL POEMA DE LA EUCARISTÍA (1947, nº 325).

Que nosotros hayamos localizado personalmente, tenemos LA CENICIENTA, que compuso el P. José para leerla en la velada literaria celebrada en Lechago en 1921 en honor de los PP. Cayetano Ramo, y que reprodujo la Revista Calasancia (1921).

Otras composiciones suyas han visto la luz muchos años después de su muerte, tal es el caso del poema CANTO A GANDÍA, CUNA DEL SANTO DUQUE, con el que en 1947 obtuvo el primer premio del Certamen Literario celebrado con motivo del Congreso Eucarístico Mariano Arciprestal. Después de declamarlo personalmente al recibir la Flor Natural, la composición permaneció inédita hasta que en 1970 se publicó en el folleto Gandía: Feria y Fiestas. Igualmente los programas de fiestas de Daroca, fueron punto obligado en sus colaboraciones, así en 1947 publicó DAROCA, y en 1958 ERA UNA MORICA BELLA, entre otras muchísimas colaboraciones que se hacían con diversos motivos.

Para terminar, vamos a dejar constancia de algunos escritos que hallamos en unos ejemplares sueltos de la revista Vida de los años 1948 y 1949, que cuidadosamente guardaba el tío Quintín Marrodán en su casa de Daroca, son: LA SAMARITANA (nº 4), LA DIVINA ARGOS (nº 6), LA PERLA PRECIOSA (nº 7), y DÍA DE LA RAZA (nº 11).

Publicaciones

  • EL CRISTO DE LAS TRES MANOS 1920
  • EL EROE DE LA MODERNA CRUZADA 1.920
  • SALAFRANCA Y EL DIARIO DE LOS LITERATOS 1.920
  • CANTO AL AMOR LA PRIMERA MISA Y DESPERTA FERRO BARCELONA 1.920
  • Amor, rubio milagro. Barcelona, Ruiz Romero, 1925. [Texto completo]
  • Tradiciones y leyendas de Daroca: premiadas en los juegos florales de Soria. Zaragoza, Imprenta del Hospicio Provincial, 1929; 137 p. : il ; 22 cm
  • Los inmortales: Cuadros dramaticos. Zaragoza,Tip. La Academia, 1928; IX + 372 pág. ; 24 cm
  • EL PUEBLO DE SANTA MARIA 1.934
  • LEYENDAS RIOJANAS 1934
  • LA GESTA DE BELCHITE 1937
  • EUCARISTIAS DE BERDAGUER 1945
  • Historia de Daroca. Zaragoza : Talleres Editoriales "Heraldo de Aragón", 1954 (Reeditada en Daroca: Centro de Estudios Darocenses, 1998).


Enlaces externos

Bibliografía

  • Barreiro, Javier (2010): Diccionario de autores aragoneses contemporáneos, 1885-2005. Zaragoza, Diputación Provincial.
  • Laínez, Josep Carles (1998): "La poesía del P. José Beltrán: Un análisis de sus núcleos temáticos a través del libro "Amor, rubio milagro", Xiloca, nº 22, p. 247-256 [Texto completo]
  • Jaime Lorén, José María y Jaime Gómez, José (2008): Catálogo de personalidades destacadas del valle del Jiloca. Publicación electrónica [Descarga del texto]
  • BLAY, J.M. (1970): El R.P. José Beltrán Roche, de las Escuelas Pías, canta a Gandía y a San Francisco de Borja. Gandía: Feria y Fiestas. Gandía
  • CUEVA, D. (1983): Beltrán, José. Diccionario Enciclopédico Escolapio. Salamanca, t. II, pp. 85
  • LÓPEZ MEDEL, J. (1984): Libertad de enseñanza, derecho a la educación y autogestión. Zaragoza, pp. 169-172
  • PASTOR BELTRÁN, A.: En Daroca. Ha fallecido el P. José Beltrán. En periódico que desconocemos
  • PICANYOL, L.: Brevis conspectus historico-staticus. Biblioteca scolapica di San Pantaleo
  • POCH, J. (1959): Un escolapio aragonés verdagueriano: R.P. José Beltrán. Analecta Calasantiana, pp. 224-229
  • SANZ, C. (1948): Cien de las mejores poesías de autores escolapios. Córdoba, pp. 30-44
  • VERDAGUER, J. (1945): Eucarísticas. Trad. P. José Beltrán. Barcelona


Autor incluido en la

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