Minería
Las actividades extractivas e industriales relacionadas con la minería han sido constantes a lo largo de los siglos, centradas sobre todo en los dos minerales más abundantes en la comarca del Jiloca, el cobre y el hierro. Ambos fueron explotados desde épocas muy antiguas, aunque han seguido a lo largo de la historia evoluciones muy diferentes. Se complementan con pequeñas actividades extractivas de plomo, sal y yesos.
El hierro
El criadero de hierro de Sierra Menera, uno de los más importantes de España, ha sido explotado desde época antigua. Los celtíberos y romanos controlaron el entorno de Sierra Menera mediante una serie de pequeños poblados defensivos desde donde se explotaban las minas y se realizaban las primeras fundiciones del mineral, constatadas a través de numerosos escoriales. Entre los siglos XVI al XIX la explotación de Sierra Menera abastecía de mineral a todas las fábricas metalúrgicas de Guadalajara, Cuenca y Albarracín, de las que se conservan restos muy interesantes en las provincias cercanas.
Durante el siglo XIX el yacimiento de Sierra Menera fue completamente fragmentado y compartimentado, siendo explotado por numerosas y pequeñas concesiones que se limitaban a extraer el mineral que podían a través de pequeños pozos de escasa profundidad. En 1900 aparece la Compañía Minera de Sierra Menera, propiedad del empresario vasco Ramón de la Sota y Aznar, con negocios de exportación de hierro a Europa, la producción siderúrgica y las navieras.
El objetivo de esta compañía era extraer el hierro de Ojos Negros y Setiles para transportarlo hasta los Altos Hornos de Sagunto, donde se realizaba la fundición del mineral. En el año 1921 se inició la mecanización de las explotaciones con la adquisición de dos excavadoras frontales de vapor, continuando en las décadas siguientes con la instalación de una cinta transportadora para unir las dos vertientes de la sierra y trabajar al mismo tiempo en Setiles y Ojos Negros. En 1969 se instala una planta de trituración y clasificación del mineral y al año siguiente una plataforma de carga automática sobre el vagón. Gran parte de estos restos industriales todavía pueden ser contemplados in situ. La compañía minera también creó a unos pocos kilómetros de Ojos Negros un gran complejo industrial, compuesto por talleres para reparación de vehículos, estación ferroviaria, hangares y depósitos de mineral.
Todas estas instalaciones han dejado huella en el territorio y todavía se pueden contemplar como antiguos testimonios del patrimonio industrial del Jiloca:
La Compañía Minera Sierra Menera abrió un expediente de crisis en 1986. En septiembre de 1987 se disolvió la Sociedad, procediendo al cierre de las minas y al abandono de las instalaciones.
Además de las minas de Ojos Negros y Setiles se han explotado otros filones de hierro en el valle del Jiloca, aunque las cantidades obtenidas han sido siempre muy pequeñas. Kindelan, a comienzos del siglo XX, destacaba las siguientes minas férreas:
El cobre
El desarrollo de la minería y metalurgia cuprífera en la comarca del Jiloca se inició a comienzos del siglo XVII, cuando la llegada de caldereros emigrantes auverneses permitió poner en explotación las minas existentes en Calamocha y Luco de Jiloca.
Los martinetes de cobre, llamados también “fábricas de arambre-alambre”, eran unas instalaciones metalúrgicas en donde se fundía el mineral de cobre y se elaboraban planchas y calderos. Estas fábricas estaban compuestas, básicamente, por una fragua u horno en donde se fundía el mineral y por un enorme martillo o “martinete” para aplastar el metal y elaborar los objetos.
Las anteriores minas cupríferas fueron abandonadas en el siglo XIX porque no eran rentables desde las perspectivas de la nueva minería industrial, sin embargo se abrieron nuevas galerías en el valle del Jiloca, destacando el sector de Fombuena:
El plomo
Existió en la localidad de Santa Cruz de Nogueras una industria de extracción de plomo. Debió crearse a mediados de siglo, contando con la mina a cielo abierto y una planta de lavado en el río, en las proximidades del puente de la carretera. Estuvo activa hasta finales de los años 70, contando con una plantilla de 15 trabajadores a principios de los 70, poco después debió cerrar la explotación.
Las salinas
La sal ha sido a lo largo de la historia un producto de primera necesidad, tanto por la necesidad de consumirla, como por ser la forma en que tradicionalmente se han conservado muchos alimentos. La explotación de la sal ha sido habitualmente uno de los monopolios que eran controlados directamente por el Rey.
En nuestra zona existían salinas en diferentes lugares explotaciones salinas:
Los yesos
A lo largo del valle del Jiloca encontramos numerosos afloramientos de yesos, que han sido utilizados, sobre todo a lo largo del siglo XX, para el sector de la construcción. Destacan sobre todo los yesos del Pancrudo en los municipios de Navarrete del Río, Cutanda, Barrachina y Torre los Negros, y los yesos de Velilla de Jiloca.
El yeso proporcionaba una nueva fuente de ingresos, un bienvenido dinero extraordinario que complementaba al obtenido mediante los trabajos agrícolas, sobre todo en los inviernos, cuando las tareas del campo eran mínimas. Parece ser que la extracción del yeso era libre para todos los vecinos, pudiendo arrancar todas las piedras que quisieran sin tener que pagar nada por ello. La extracción de las rocas y su quebrantamiento se realizaba a golpe de pica, cada vecino la suya. Para facilitar la extracción se solía quitar en primer lugar los estratos arcillosos con la pica, ahondando un estrecho hueco que, mediante palancas y cuñas de hierro, permitía quebrantar y arrancar la roca de yeso incrustada.