El baile de San Roque, fiesta de interés turístico
Category:Etnología,Paisajes de la CeltiberiaEl Gobierno de Aragón ha declarado el baile de San Roque de Calamocha como Fiesta de Interés Turístico en Aragón. El Ayuntamiento de Calamocha llevaba más de un año preparando la solicitud para esta declaración, aprovechando la celebración del 125 aniversario del inicio de esta tradición. Tres veces se baila al patrón: el 16 de agosto, día de su fiesta, el 17, día de San Roquico y al domingo siguiente, cuando se devuelve la imagen a su ermita. Los bailadores, vestidos de blanco con la faja roja o azul, se colocan en dos filas, de mayor a menor edad, delante de la imagen en la procesión, y cada uno de ellos baila al son del tambor con el que tiene delante, con el que va detrás y con el de enfrente, que es su pareja y con el que se cambiará de fila. El baile y la procesión se interrumpen cuando alguna persona quiere pronunciar un dicho: se acerca al bailador que lleva el palitroque o bastón ornamentado con cintas de colores, caracolas y calabazas de peregrino, lo coge y lo levanta, se hace el silencio y entonces el dichero inicia su crónica sobre algún aspecto de la actualidad de la villa, más o menos crítica, sobre las fiestas u otros temas, dirigiéndose al santo, al que terminará pidiendo ayuda antes de despedirse de él.
La música, de raíz popular, es una adaptación realizada a finales del siglo XIX por Manuel Marina, quien introdujo algunas variaciones para que se pudiera tocar con tambor y dulzaina, pero también con una banda de música.
Debemos felicitarnos por esta iniciativa, que pretende difundir uno de los acontecimientos más populares de Calamocha. No obstante, lamentar, como es muy habitual en esta comarca, que no se hagan las cosas con mayor perspectiva de futuro. Si se hubiera juntado en un mismo paquete promocional el baile de Calamocha con otros dancés similares que se hacen en el valle del Jiloca, tales como el baile de Cutanda o el baile de Ferreruela, hubieramos conseguido un atractivo con mucha mayor capacidad de convocatoria y atracción. La unión hace la fuerza y los calamochinos, como pueblo más grande del valle del Jiloca, deberían de un vez por todas asumir su papel comarcal predominante, estar orgullosos de este papel y apoyar el desarrollo colectivo del resto de los pueblos de la contornada, sobre todo si les unen unos lazos culturales y unos orígenes tan similares.