III Taller de fotografía en Daroca
Category:Actividades culturales,Etnología,Fotografía antiguaEl Centro de Estudios Darocenses organiza el curso «El ser humano y su huella» sobre la fotografía de carácter etnográfico y social.
Portal del Centro de Estudios del Jiloca
El Centro de Estudios Darocenses organiza el curso «El ser humano y su huella» sobre la fotografía de carácter etnográfico y social.
Este mes de julio el Ayuntamiento de Zaragoza ha hecho público, colgándolo en Internet, el archivo fotográfico de Gerardo Sancho. Para quien lo no conozca, Gerardo era un fotógrafo natural de Navarrete del Río, un pequeño pueblo de la provincia de Teruel, donde nació en 1911. Con muy poca edad marchó a Zaragoza, donde empezó a trabajar como periodista gráfico en el Heraldo de Aragón y otros periódicos regionales, como El Noticiero, la Hoja del Lunes, el Amanecer y para la Agenda Europa Press. A lo largo de su vida realizó miles y miles de fotografías, la mayor parte recogiendo noticias cotidianas de la ciudad de Zaragoza o acontecimientos más o menos relevantes. Ante su objetivo desfilaron personajes como Eva Perón, Ernest Hemingway, Sara Montiel o Ramón J. Sender.
Tras su muerte en el año 2006, su viuda, Dolores Lafuente, llegó a un acuerdo con el Ayuntamiento de Zaragoza para depositar en el Archivo Municipal más de 3.000 negativos que hacían referencia a esta ciudad. Tras varios años de catalogación, ya se pueden consultar los temas e incluso visualizar una pequeña reproducción de las fotografías en la web:
En el archivo de Zaragoza podemos encontrar 36 fotografías catalogadas como procedentes de Navarrete y Olalla, 30 fotografías de la ciudad de Daroca y otro medio centenar de reproducciones de la provincia de Teruel (Bajo Aragón y Albarracín). Pertenecen a los años 1940-1965. Como vemos, el fondo turolense es muy escaso, pero no por inexistente, sino porque en su momento no se entregó al archivo zaragozano. Una parte muy importante del archivo turolense fue donado al Centro de Estudios del Jiloca, una primera colección en el año 1999, coincidiendo con una exposición conmemorativa, y otra en 2006 tras la muerte de Gerardo Sancho. En total, el Centro de Estudios posee 112 fotografías del valle del Jiloca, muchas de ellas de la década de 1940-1950. Todos los interesados pueden consultar este archivo, que también se encuentra en Internet, en la web:
Gerardo Sancho vivió y trabajó en Zaragoza y murió en Valencia, donde residió tras su jubilación. No obstante, gustaba de regresar de vez en cuando a su tierra natal turolense, acompañado de una cámara fotográfica con la que retrataba a sus paisanos y amigos, además de las fiestas populares, las corridas de pollos, las procesiones religiosas o las cotidianas labores agrícolas. Debemos agradecerle ese afecto que mantuvo durante todas su vida hacia la tierra natal, dejándonos un magnífico testimonio gráfico de nuestra cultura tradicional.
El Centro de Estudios del Jiloca ha desarrollado durante cuatro meses, entre agosto y noviembre de 2009 , y subvencionado a través del INAEM, un proyecto consistente en la creación de un archivo de fotografía antigua de las localidades situadas en el valle del Jiloca. El principal objetivo del proyecto que se ha llevado a cabo es la recopilación, catalogación y escaneado de todas aquellas fotografías pertenecientes a los municipios de la cuenca hidrográfica del Jiloca con el fin de crear una gran base de datos que sirva para su difusión posterior. La única característica indispensable que debían tener todas las imágenes incluidas en el archivo a realizar era que contasen con una antigüedad mínima de veinticinco años, por lo que las fotografías más recientes de la base de datos datan del año 1985.
Las fotografías han sido colgadas en la página web del Centro de Estudios del Jiloca, pudiéndose consultar de este modo de forma totalmente gratuita. El fin ha sido conseguir agrupar la mayor cantidad posible de material fotográfico que hasta el momento se encontraba disperso y corría el riesgo de perderse debido al despoblamiento que muchos de los pueblos integrantes en el proyecto llevan sufriendo desde hace ya décadas. De este modo se ha conseguido crear un gran archivo fotográfico cuya información podría ser útil para la posterior realización de diferentes investigaciones y estudios sobre estas localidades. Se ha utilizado para su clasificación un software gratuito proporcionado por 4Images, que permite su clasificación por categorías (localidades) y colecciones (propietarios), además de aportar una búsqueda general por palabras claves.
Los Ayuntamientos de los municipios integrados en éste proyecto pueden también verse beneficiados en diferentes aspectos. Con este material informativo, inédito para el público en general, se podrán realizar exposiciones locales o temáticas de fotografía antigua contribuyendo, de éste modo, a potenciar la cultura local de los municipios de la zona y a despertar el interés de los ciudadanos por la fotografía antigua. El número de municipios que se han integrado en el proyecto es de ciento once, pertenecientes todos ellos a la cuenca hidrográfica del río Jiloca, criterio éste que se ha tomado en cuenta para establecer una delimitación del número de localidades integradas en el proyecto. Por lo tanto, las localidades se distribuyen entre las provincias de Teruel y Zaragoza y se sitúan en la Comarca del Jiloca, Comarca de Daroca, el Alto Jiloca en las comunidades de Teruel y Albarracín y el Bajo Jiloca en la Comunidad de Calatayud.
Al finalizar el proyecto el número total de fotografías antiguas recopiladas ha sido de 9.103 imágenes de un total de ochenta y tres municipios. La mayor parte del material fotográfico recopilado corresponde al Alto Jiloca (Comunidad de Teruel) y a la Comarca del Jiloca. Respecto a esta última comarca, destacar que todas sus localidades, salvo cuatro excepciones, han quedado representadas fotográficamente.
Esta exposición de fotografía antigua es el resultado de la colaboración establecida entre el Centro de Estudios del Jiloca y la Comarca del Jiloca. Está compuesta por el fondo documental que la Asociación ha ido recopilando a lo largo de los últimos 21 años.
La muestra, muy seleccionada, pretende dar una visión global de la vida cotidiana en la comarca del Jiloca a lo largo de la primera mitad del siglo XX. Se trata de una serie de fotografías procedentes de diferentes localidades de la Comarca, agrupadas en diferentes temáticas: el trabajo, la religiosidad popular, el patrimonio artístico, juegos y diversiones, etc.
FICHA TÉCNICA
Tema: Patrimonio etnológico
Contenido: 38 fotografías
Necesidades: 15 metros de pared
A Gerardo le gusta saber como van las cosas por su tierra de origen, mientras recuerda en compañía de Lola, su esposa, los tiempos pasados. Se alegra de las actividades del Centro de Estudios del Jiloca, y quedamos en su casa para ver algunas fotos viejas que hizo en su juventud en Navarrete. Son apenas media docena, las demás las tengo en Zaragoza, me dice ante mi sorpresa por la enorme calidad de las mismas y por su valor documental. Concertamos una nueva cita para cuando pueda traerlas de allí. Días después la sorpresa se hace mayúscula al contemplar la impresionante colección que trae de instantáneas de época. A toda prisa hablamos de publicarlas en la secci6n de fotografía antigua de nuestros CUADERNOS DEL BAILE DE SAN ROQUE o, quizás mejor, en un catálogo que acompañe a la obligada exposición que merece la muestra. Todo es muy rápido. Por fin nos citamos a finales de agosto, donde podremos concretar mejor los proyectos. Con toda amabilidad deja en manos del Centro de Estudios hacer lo que estimemos más conveniente con su obra.
Y así es corno va a volver Gerardo Sancho a Navarrete y a Calamocha, precedido de una magnífica muestra de sus mejores fotos de la comarca. Un documento inigualable en el que, por encima de paisajes, de olmas monumentales que hoy son ya recuerdo de tiempos mejores, de viejas torres mudéjares felizmente restauradas, por encima de todo, insisto, el hombre, las gentes del pueblo, con sus fiestas, sus bailes al son de los gaiteros de Cutanda, sus carreras del pollo, sus procesiones con esas imágenes o santos, acaso pequeñas en dimensión pero grandes en cuanto a la devoción popular, sus tertulias en los carasoles, sus trabajos en el campo o en la era, en el matacerdo, en fin, en cuantas facetas se ofrecen al ojo curioso de la cámara de Gerardo. El hombre al cabo, los amigos, los paisanos.
Quienes hemos tenido la fortuna de contemplar algunas de las miles y miles de fotografias que ha disparado durante su larga trayectoria profesional, tenemos muy claro que cuando Gerardo se ocupa de las cosas de su pueblo lo hace de una forma apasionada. Ya no es el profesional que debe cumplir con el encargo periodístico de dar la noticia gráfica, es el artista que, identificado con el entorno que le rodea, se goza de reflejarlo en sus placas, de transmitirlo a la posteridad con la fidelidad del notario, pero también, ojo, con el amor del hijo pródigo que observa atento lo que ocurre en su casa, lo que interesa a los suyos.
Navarrete sobre todo, con sus amigos de infancia apenas retratados en la antesala de su muerte, felices ejercicios de cultura física juvenil, alegres muchachas ataviadas de domingo
a la salida de misa, risueña mocedad que acaso hoy haga a sus hijos, a sus nietos o a los propios protagonistas, hacer un ejercicio de memoria colectiva para rastrear quienes son
unos y otros, y también quienes quedan y quienes faltan de aquellos grupos que se ofrecían a la cámara entre sonrientes e incrédulos. Con este riquísimo bagaje retorna a su
pueblo Gerardo. Buena estrella hemos tenido de encontrarlo. Buena estrella de tenerlo entre nuestros paisanos m& distinguidos, Pero también Calamocha, sí, en sus recuerdos gráficos como en los escritos, aparece asimismo nuestra Villa de forma indeleble, fueron los diarios paseos matutinos con frío o con calor, para recoger la leche que precisaba una de sus hermanas enferma de un proceso renal, sus paseos con el abuelo hasta unos campos de azafrán en las proximidades de El Poyo donde mataban los topos quemando paja en los orificios de entrada de los caños, y, especialmente, el feria de Todos Santos con el chalaneo de los tratos y las imprescindibles postas de bacalao. No faltan fotografías de otros lugares como Villanueva del Rebollar, no se olvide que de alll era su padre -albañil de profesión, su madre era maestra y procedía de Pinilla del Olmo (Soría)-, o Lechago y Olalla.
Despues de muchos años de estancia fuera, vuelve Gerardo Sancho del Ramo a Navarrete, a Calamocha, y viene, seguramente, presentando sus obras para mí más queridas. Es posible
que tenga en su haber otras muchas que han dado la vuelta al mundo, que han merecido cientos de primeras paginas periodísticas, que le hayan reportado las más caturosas felicitaciones de diversas autoridades o importantes premios profesionales y artísticos, es igual, estamos convencidos de que en estas viejas instantáneas, capturadas muchas de
ellas con aquellas viejas cámaras de fuelle, fogonazo de magnesio y trapo por encima de la cabeza, o ya m6s tarde con sus queridas Leika o Contax, contienen la mejor poesía de su autor, la quintaesencia de su delicadeza moral e intelectual.
Va precedida la colección de unas memorias autobiográficas relativas a su infancia y juventud. Pero, atención, porque Gerardo, adermás de un excelente narrador gráfico, es asimismo un amenisimo contador de historias, de sus vivencias personales. Con su primorosa letra, menuda y apretada que se extiende en rectilíneos renglones que evocan los cuadernos escolares de muestra, va esta primera entrega que no es sino una primicia de lo mucho que se guarda en sus carpetas autobiográficas. Si alguien ha hablado alguna vez refiriendose a él como el Ojo del Cíclope, tanto por su singularidad visual corno por atrapar la vida con el objetiva único de su cámara, desde aquí advertimos ya del poderío de su memoria de Cíclope, para temor de algunos desaprensivos que se cruzaron en su camino profesional.
La recopilación de fotografías antiguas del valle del Jiloca comenzó en 1987, con el objetivo de publicar diferentes álbumes fotográficos en el Cuaderno del Baile de San Roque, lo que posteriormente serían los «Cuadernos de Etnología». La recopilación se realizaba al ritmo de publicación, solicitando fotografías cuando se necesitaban. Era un fondo muy selectivo, pues solamente se elegían unas pocas de cada colección, las mejores, alcanzando las 200 fotografías. A comienzos del siglo XXI con las fotos seleccionadas se realizó una exposición para que pudiera convertirse en itinerante por los pueblos de la comarca.
Una de las actividades más fructíferas en este sentido fue la exposición de Gerardo Sancho, con la que este fotógrafo donó al Centro de Estudios más de sesenta fotografías de Navarrete y Olalla, especialmente.
En el año 2004 se propuso a la Comarca del Jiloca colaborar conjuntamente para la creación de un fondo fotográfico de la comarca, en formato digital, recorriendo todos los pueblos y solicitando a sus vecinos las fotografías antiguas que posean. El Centro de Estudios aportaría su fondo actual, se haría cargo de las necesidades técnicas (equipos informáticos) y coordinación del proyecto.
El proyecto fue muy fructífero. A finales de 2004 el fondo antiguo se había incrementado sustancialmente, llegando a contar con más de 1.300 fotografías procedentes de casi todos los pueblos de la comarca. Se realizó un cd divulgativo que la comarca se encargó de distribuir entre los Ayuntamientos y personas interesadas.